Sector marítimo

Una mañana de Noviembre del 2021, cuando mi compañera de ICC, Marta Badia, me llamaba. ¡Ana, nos solicitan realizar el Master Zip Coaching para el capitán de un yate de lujo y un coaching grupal para su tripulación de 15 personas!. Tras concretar los detalles, colgué el móvil y sonreí. Mi intuición me decía que aquello se convertiría en una gran experiencia repleta de aprendizaje. 

Así como Marta ya llevaba años impartiendo varios módulos del Máster “Bridge team management”, en la Facultad Naútica de Barcelona, y tanto ella como yo trabajando en temas de consultoría psicosocial en organizaciones, para mi aquel iba as ser el primer contacto con el sector marítimo. 

Pronto llegó el día de conocer al capitán y comenzar la formación. Mi curiosidad y la motivación me llenaban de preguntas. Nunca había conocido a un capitán, ¿sería lo mismo que en formaciones o coaching a directivos de empresas en tierra? 

Objetivo: El liderazgo del capitán

El objetivo era dotar al capitán de herramientas para convertirse en un Coach competencial y que él pudiera desarrollar todo su potencial y habilidades como líder-coach, y así después, poder aplicarlo durante los duros meses de trabajo en los que estarían embarcados. 

Trabajaríamos todos los aspectos necesarios, desde: 

  • La escucha activa en sus tres niveles, 
  • Mediación y resolución de conflictos, que parecía lo más necesario, 
  • Aprender a confiar, a delegar y a empoderar a su tripulación, 
  • comunicar las decisiones de forma asertiva, pero con firmeza, ya que en un barco así se requiere la mayoría de las veces por su jerarquía y las características de las funciones.
  • Autoconocimiento del capitán. Esto era lo más importante.
    • Quién era él más allá de las etiquetas,
    • Cómo estaban sus emociones,
    • Cómo gestionar emociones en períodos de alto nivel de estrés,
    • Como acompañar a su tripulación cuando la dureza del trabajo les hundía en la tristeza y el cansancio extremo. 

Un verdadero líder se conoce en las luces y en las sombras, eso es lo que le convierte en alguien excelente e inspirador.

La gente del mar

La materia prima desde luego era un diamante en bruto. Una de mis mayores sorpresas positivas trabajando con el capitán y posteriormente con la tripulación, fue sentir la energía que transmitían. Había algo diferente en aquellas personas. Era distinta a la que se respira en la mayoría de empresas de tierra. Posteriormente, pude comprobar que era algo común en otros capitanes y primeros oficiales cuando impartí varios módulos del Máster, en la Facultad Náutica de Barcelona. Transmitían libertad, frescura y valentía Son personas amantes de los retos, aventureros, inteligentes y con deseo de aprender, y vivir intensamente. A pesar de la falta de formación en inteligencia emocional que habían recibido, parece ser que las características del tipo de trabajo en barcos, les obligan a desarrollar ciertas habilidades de resiliencia, responsabilidad y automotivación que faltan en tierra en muchos casos. 

Trabajar con ellos se convertiría en un verdadero placer. 

La realidad en embarcaciones de lujo

Pero no todo era de color de rosa, de hecho, si nos habían llamado era por problemas serios de conflictos entre la tripulación. Cuando embarcan, pueden estar entre 3 y 4 meses sin pisar tierra, o incluso mucho más dependiendo del tipo de embarcación. Varias personas de la tripulación, tanto hombres como mujeres, tenían hijos pequeños esperando su regreso. 

Algunos puestos, como el patrón tender, duermen en pequeñas barcas pegadas a la grande, en un agujero tapado apenas por de 60cm y agitado por las olas. Yo desde luego no pegaría ojo. 

Tras el lujo visible se esconde una tripulación que hace lo imposible para complacer las expectativas y requerimientos del armador, algunas casi imposibles. Con apenas 2 horas de sueño, las azafatas se disponen a servir sonrientes, las necesidades y caprichos de los dueños e invitados. El capitán tiene la difícil misión de estar entre dos mundos, el armador y su tripulación, por lo que cualquier habilidad de comunicación, negociación e inteligencia emocional se convierten en indispensables para sobrellevar esos meses. 

Cuando descansan no tienen intimidad. Pequeños camarotes compartidos se transforman en el único refugio para llorar cuando ya no se puede mas. 

Y con suerte en este tipo de embarcaciones, pueden tener a un buen cocinero que les alegre el día con algún delicioso manjar y cierta variedad de alimentos.  Por el contrario, otras embarcaciones no tendrán esa suerte, y pasarán 6 meses comiendo arroz con pollo o especialidades diversas según la nacionalidad de la naviera.

La cruda realidad de alta mar

Realmente en estos trabajos se va al límite físico, mental y emocional. Aún recuerdo la impactante frase que me dijo otro capitán de un buque de carga, durante la formación en la Facultad Náutica de Barcelona: “siempre acaba cayendo un hombre al agua que desaparece”.  Mis ojos no podían estar más abiertos al escuchar aquello, ¿cómo que desaparece?  «No se sabe si se tiran o les tiran».


La comunicación con el personal de tierra también se hace difícil. Muchos capitanes trasmiten su disconformidad y necesidades que caen en saco roto, por falta de consciencia de la realidad que viven.  La comunicación, que ya de por sí es un arte por muy pocos dominado, en el sector marítimo, que engloba un tejido empresarial tan extenso y diverso, los conflictos y problemas de comunicación interna se acentúan. 

Una realidad difícil, es una oportunidad para crecer

En el sector marítimo y en concreto servicios de transporte, urge una ayuda en habilidades emocionales, en resolución de conflictos, gestión del estrés, de liderazgo transformacional, y en general, atender a las verdaderas necesidades que los trabajadores de este sector tienen.

Desde ICC, nos hemos especializado en el sector marítimo cubriendo las necesidades psicosociales. 

Ana Madrazo

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