En búsqueda de la entidad

El lugar donde confluyen los engranajes de la organización.

 

La entidad en su término genérico, aparece con esta reseña: «Colectividad considerada como unidad y, en especial, cualquier corporación, compañía, institución, etcétera, tomada como persona jurídica.»

Cuando tratamos el término «entidad» y lo aplicamos individualmente a la persona – por cierto, la organización más compleja que existe -, estamos queriendo expresar cómo es esa persona de implicada, comprometida y conocedora de sí misma y cómo se desenvuelve a nivel funcional, intelectual y emocional.

Más allá de las etiquetas – que suelen ser muy peligrosas porque nos transportan a territorios diferentes -, la experiencia en el campo psicosocial en las organizaciones nos demuestra que todavía hoy no medimos adecuadamente el nivel de autonomía organizacional.

Cuando hablamos de autonomía solemos proyectar un imaginario de situaciones que nos transporta a la capacidad de hacer en términos de tarea.

¿Pero qué ocurre con la capacidad de sentir, expresar, ordenar, estructurar, atender, empatizar, liderar, escuchar, procesar, innovar, priorizar, flexibilizar, mover, generar, planificar, crear?

Hagamos la pregunta de otro modo:

¿Sabemos qué diferencia ostensible hay entre la autonomía funcional, la autonomía intelectual y la autonomía emocional?

Pues bien. Esta es la pregunta que suelo hacer en las organizaciones cuando se plantean situaciones aún sin resolver. Porque si bien no diferenciamos aún entre las 3 autonomías anteriores, sí solemos separar muy claramente las 3 consecuencias resultantes de no atenderlas:

Conflictividad, Motivación o Productividad.

La entidad como síntoma de bienestar

Detrás de esas dificultades o de esos problemas detectados, se esconden otros muchos que a menudo no se ven. Y todos ellos van a desembocar a un mismo lugar, el epicentro de la cuestión: la Entidad.

En el camino, la intersección

Que las organizaciones tengan entidad significa esencialmente que existan tres elementos vivos y activos: la implicación, el sentimiento de pertenencia y el compromiso.

Si pudiéramos imaginar la organización como tres esferas que se interseccionan entre ellas, entenderíamos que no existe la una sin la otra y que en virtud de cómo actuamos en cada una de ellas, causamos daño o beneficio en la otra de manera orgánica.

El nivel de productividad, de motivación o de conflictividad está sujeto a estas interacciones, de modo que es indispensable que abordemos más que nunca la entidad de las organizaciones, dando la misma importancia a los recursos, a las personas y a la estructura organizacional. O lo que es lo mismo: a la evolución del negocio en cuanto a logística, recursos y procesos de trabajo, a la salud ambiental-emocional y a la transmisión adecuada de la información.

«Me implico por intereses, me comprometo por Valores»

Las organizaciones del mañana deben poder estar edificadas sobre bases equilibradas:

empatía y pragmatismo

previsión y conocimiento

humanidad y tecnología


Cuando las personas no se identifican con la organización es de vital importancia poder generar esta triple mirada de autonomía, para separar lo que es causa de efecto, para diferenciar entre responsabilidad reactiva y proactiva,

  • Moverse desde una dirección por Valores basada en el dinamismo y la evolución de los valores de los equipos de trabajo. Sólo así existirá compromiso.
  • Trabajar profundamente en la simplificación de procesos, flujos de trabajo, gestión de recursos y transformación logística. Sólo así se incentivará a la implicación, evitando a su vez muchos de los #conflictos inter e intrapersonales.
  • Crear circuitos de comunicación saludable que faciliten una transmisión adecuada de la información y crear canales de prescripción que fomenten la honestidad, la percepción de #liderazgo y la credibilidad. Sólo así se conseguirá consolidar el sentimiento de #pertenencia.

Tener o recuperar la #Entidad, es un trabajo de todos los integrantes de una #organización, donde las habilidades principales que deberían estar vivas y activas en todo momento son el pensamiento crítico y la creatividad.


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Marta Badia

About Marta Badia

Counsellor psicosocial & coach sistémico personal y organizacional Experta en comunicación, autoestima, gestión de conflictos y consultoría psicosocial

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