No se trata de hormonar el liderazgo. Es preciso saber desarrollarlo desde donde reside su potencial orgánico.
Un poco de hormonas:
A nivel hormonal, la mujer tiene unas 11 veces más testosterona que estrógenos y un hombre tiene unas 60 veces más testosterona que una mujer. Las mujeres tienen más estrógenos que los hombres, pero los hombres también tienen. De hecho, los estrógenos se producen a partir de la testosterona.
Estas diferencias ya conllevan de por sí que el hombre y la mujer sean proclives a padecer ciertas enfermedades y a tener unas peculiaridades o habilidades potenciales concretas.
Por ejemplo, la testosterona en los huesos se convierte en estrógenos que dificulta la aparición de osteoporosis. Por ello, las mujeres suelen padecerla mucho más que los hombres.
Aparentemente, una mujer que no se haya intervenido ni inyectado nunca nada, tiende a envejecer visualmente antes que un hombre, por el grosor de su piel, es decir: el sebo, que se produce por la testosterona, está mucho más presente en los hombres y, por tanto, provoca que tengan una piel más gruesa que no presenta ni tantas arrugas ni tantas manchas como la de una mujer de su misma edad, condición y exposición.
Las mujeres pierden densidad, hidratación y calidad de piel, dado que los niveles tanto de testosterona como de estrógenos bajan.
Hay diferencias, pero la hormona de la testosterona es clave tanto para hombres como mujeres. La asociamos a su uso a veces arbitrario en entornos de gimnasios, pero – en su existencia equilibrada – es una hormona super necesaria. Es tan problemático tenerla en exceso como en defecto. Y por supuesto, no hay que normalizarlo.
Otro poco de conducta:
La corteza prefrontal del cerebro humano desarrolla el pensamiento crítico, mientras que la testosterona nos desinhibe para poder actuar por impulsividad. Si hay exceso de testosterona, la probabilidad de manifestar falta de control de los impulsos aumenta. Por ello, los hombres suelen tener más propensión al riesgo, en todos los sentidos.
La testosterona, además de desinhibir, hace que en el conectoma estructural del cerebro se tengan mayores conexiones neuronales en las áreas implicadas en las habilidades motoras y espaciales. Por eso, en general, la tendencia marca que los hombres sean más competitivos, con una mayor tendencia a manifestar facilidad en los deportes, en la navegación o en las matemáticas.
¡Cuidado! Lo anterior no significa que las mujeres no tengan esas habilidades y que las puedan desarrollar de igual manera, pero de base, gracias a los niveles de testosterona, los hombres disponen de más conexiones neuronales entre las áreas del cerebro implicadas en la gestión de esa información.
Las mujeres, en contrapartida, tienen muchísimas más conexiones neuronales que los hombres en las áreas implicadas en la toma de decisiones, en la empatía y en el pensamiento crítico, lo que las hace mucho más eficaces y eficientes a la hora de asumir y ejercer el liderazgo a todos los niveles y de manera simultánea.
Liderar [EN] Femenino:
“Liderar EN Femenino”, es mucho más que una mera cuestión emocional:
El término no está condicionado ni acuñado a la creencia de que la mujer sea o no más emocional que el hombre:
El liderazgo en femenino (que no liderazgo femenino “a secas”), responde a ese paradigma integrador donde se acciona un liderazgo más orgánico, fundamentado en la ética y la colaboración, donde los valores emergentes son la empatía, la humildad, la escucha activa y el pensamiento crítico, justamente los valores que están tan presentes y dominantes en el campo neuronal de la mujer.
Del mismo modo que la mujer puede llegar a desenvolverse y desarrollarse dentro de las conexiones nerviosas que la conectan a las áreas implicadas en el manejo de la información motora y espacial – aunque no sea de base donde resida su principal potencial -, el hombre puede hacer lo propio en esas otras áreas donde la mujer tiene la dominancia.
De esta manera puede desarrollarse un liderazgo en clave femenina en las organizaciones donde se ejerce la directividad desde una mirada colaborativa intrínseca y extrínseca, cultivando el buen clima laboral, la captación, retención y crecimiento del talento, así como la autonomía funcional, intelectual y emocional de los miembros de la Organización.
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