Más allá de que se comprenda correctamente el funcionamiento del cerebro humano, lo que no podemos ignorar es que se trata de algo realmente increíble por sus capacidades y potencial, pero nuestro asombro no es menor, cuando introducimos el concepto de la mente.
¿Qué diferencia la mente del cerebro?
En el 1962 Hilary Putman, un filósofo matemático e informático estadounidense, propuso comparar al cerebro con una computadora digital, ya que la forma de procesar la información era similar en ambos, creando así la teoría computacional de la mente. Siguiendo esta teoría y utilizándola también a modo de metáfora, el cerebro sería el hardware, es decir la parte física del ordenador, y la mente sería el software.
Todos los que hemos trabajado con ordenadores, sabemos que el hardware sin el software no funciona, y viceversa, pero también conocemos que podemos tener un hardware con infinidad de posibilidades, pero si el software es limitado obtenemos resultados limitados.
“De nada sirve un cerebro milagroso si la mente limita su funcionamiento”
De ahí nace la importancia de cuidar y comprender nuestro software mental.
¿Qué es el software mental?
Es el conjunto de creencias y de pensamientos que condicionan nuestro comportamiento, decisiones y percepción en la vida.
El concepto de software mental también se conoce como mindset o programa mental.
Cada pensamiento, de los más de 50000 que tenemos al día cada ser humano adulto, procede de una creencia y conlleva una emoción asociada que nos hará sentir las experiencias como positivas o negativas. En función de esta creencia, así será nuestra percepción del mundo que nos rodea y cómo actuaremos ante los demás y las circunstancias.
¿Cómo se forma el software mental?
A los 18 días de ser gestados, comienzan a formarse las células nerviosas de nuestro cerebro que darán lugar a las futuras neuronas. Desde las pocas semanas de vida, las neuronas se multiplican a la increíble velocidad de 250.000 por minuto, es lo que se conoce como neurogénesis. Al nacer tenemos 100.000 millones de neuronas, y aunque a mucho menor ritmo, la neurociencia afirma que se siguen produciendo neuronas durante toda la vida. Pero no son las neuronas en sí, sino las conexiones entre ellas las que definirán el programa de nuestra mente, siendo un software avanzado o limitado, en función de los estímulos, experiencias y emociones que tengamos principalmente, en esos primeros años de nuestra vida.
¿Qué hace que se conecten unas neuronas y no otras?
Cuando de pequeños vivimos una experiencia, la asociamos a la emoción que hemos sentido en ese momento creando así un aprendizaje y por lo tanto una conexión neuronal. Si esa experiencia se repite varias veces o ha sido muy intensa, se graba en nuestra mente inconsciente como una creencia. A partir de ese momento, la percepción con la que miremos experiencias similares las veremos condicionadas por dicha creencia. Pongamos un ejemplo: Una familia con tres hijos. Como cada noche la familia se sienta junta en la mesa. El hermano mayor comienza a contar anécdotas del colegio. El mediano de 7 años observa cómo sus padres le miran atentos a su hermano mayor escuchando cada palabra. Justo cuando él quiere intervenir para captar también la atención de sus padres, éstos comienzan a hablar de otro tema importante, y le cortan pidiéndole que espere porque están hablando ellos. Eso le hace sentirse mal, pero se calla.
Al día siguiente busca hablar él en primer lugar, sus padres le escuchan, sin embargo, su hermano mayor con afán de protagonista, le interrumpe y los cansados padres lejos de decirle que estaba hablando su hermano mediano, se ponen a escuchar al mayor, sin darle mayor importancia a los sentimientos del otro. Ahí se puede estar estableciendo una creencia del tipo: “mi voz no es tan importante como la de los demás”. Este niño si adquiere esa creencia, de mayor le costará dar su opinión en un grupo o ante otras personas, y elegirá escuchar a opinar, no por decisión propia sino boicoteado por su propia creencia limitante inconsciente.
Esto es solo un ejemplo, pero experiencias parecidas son las que van programando nuestra mente con frases del tipo: “no puedo”, “no sé”, “no merezco”, “mi opinión no interesa”, “el conflicto es malo”, “no puedo equivocarme”.
Estas creencias condicionan después nuestra percepción de la realidad, actuando como un filtro que sólo deja pasar aquello que bajo nuestro sistema de creencias es cierto, e ignorando una gran cantidad de información que nos rodea, y por lo tanto rechazando posibilidades sin darnos cuenta.
¿Se puede cambiar el software mental?
Si. Afortunadamente, la neurociencia confirma que gracias a la plasticidad del cerebro se pueden crear nuevas conexiones sinápticas. No importa la edad, al contrario que se creía antes, siempre puedes reprogramar tu mente y vivir una vida completamente diferente. Al cambiar tus conexiones, cambias tus creencias, y por lo tanto tus pensamientos, tu percepción y tu comportamiento.
“La única excusa que te queda, para no cambiar lo que no te gusta de tu vida, es la falta de voluntad para hacerlo».
¿Cómo reprogramar nuestra mente?
A continuación, detallo algunas formas para cambiar el software mental.
- El coaching
A veces tenemos muy claro lo que no queremos, pero no sabemos lo que queremos y menos cómo conseguirlo. El coaching actúa de espejo, ayudando a traer a la consciencia esas creencias limitantes ancladas en nuestro inconsciente desde niños y que limitan nuestra vida adulta. A través de preguntas poderosas y de reflexión, así como otras técnicas, se establecen otros patrones de pensamiento, creando diferentes asociaciones pensamiento-emociones ante una situación, dotando a la persona de herramientas para conseguir sus objetivos. - PNL
Programación Neurolingüística. Busca traer a la consciencia cuál es nuestra programación mental a través del lenguaje que utilizamos y la forma de comunicarnos. Transformando esa comunicación, cambiamos la creencia y por lo tanto la programación mental. - PSYCH-K
Traducido del inglés significa “la llave de la mente”. Es un método que, a través de un test muscular utilizado en kinesiología, conecta la mente consciente con la inconsciente, buscando después que ambos hemisferios del cerebro se comuniquen entre ellos trabajando desde el cerebro integrado para crear la nueva conexión y por lo tanto la nueva creencia.
Existen más formas de cambiar la programación mental, pero en todas ellas lo más importante es, que desees de verdad reprogramar tu mente, comprometiéndote con el proceso, teniendo la firme voluntad de ampliar la percepción y la mente a nuevas posibilidades, practicando la autoobservación sin juicio.
Si te ha gustado este artículo comparte.
Muchas gracias desde ICC.
